Precioso y prohibido para la bici
La boda de Fernando y María me han tenido entretenido fuera de Madrid, así que no ha habido bici. En realidad entre el último post y éste si que hice una incursión, fue el jueves pasado. Una breve pero intensa salida de entrenamiento de la que no voy a publicar nada. Bueno si, ese tipo de salidas en solitario y a tope de fuerzas, de las que por lo general no voy a hacer ninguna crónica, los voy a ir metiendo en una tabla no muy visible en este blog. Y como no tengo crónica bicicletera y quiero contar algo, voy a echar mano de una de las excursiones que hice este verano "con ojos de ciclista".
Que yo recuerde, desde que era joven esta ha sido la cuarta vez que he hecho la ruta del Cares, y la segunda de ida y vuelta. Son 12 sencillos kilómetros desde Puente Poncebos a Caín. Sencillos para hacerlos andando, pero muy, muy peligrosos para recorrerlos sobre la bici.
Las cabras posarán para ti:
La mejor idea para admirar este valle es aparcar en Poncebos y empezar desde allí. Caín tiene el acceso difícil y frecuentemente cortado por obras. Sin embargo el acceso a Poncebos dispone de una amplia carretera por la que podemos ir disfrutando del fantástico cañón del Cares según nos vamos acercando al inicio de la ruta.
El aparcamiento en Poncebos, al menos en época de más afluencia turística, suele estar regulado, aunque es gratuito. Eso sí, más vale llegar antes de las 10:00h o no encontraremos sitio, y eso significa tener que irnos por donde hemos venido. Si llegamos a la hora límite, tendremos que patear un kilómetro de asfalto hasta alcanzar el comienzo del camino.
Subida y descenso de Los Collaos:
Empezaremos una larga y penosa subida de unos 2km, por una técnica y fortísima pendiente para ir sobre la bici, con tramos donde es imposible no bajarse, a menos que seas capaz de hacer monerias trialeras a bici parada, eso suponiendo que en ese instante te queden la fuerzas suficientes. En cambio este inicio no es tan duro si vamos andando. Una vez arriba en "Los Collaos" la cosa cambia, tendremos una fuerte bajada aunque no tan trialera como la subida.
Por los precipicios:
La parte suave del camino (el desvío a Covadonga no es ciclable):
Y después el camino es más o menos horizontal y muy liso en muchos tramos pero..., con un abismo mortal a tu izquierda, con pasos por los que no cabes montado o tendrás que acercar la rueda al borde del precipicio. En cambio si vas andando, no pararás de hacer fotos.
Las estrecheces:
Ya cerca de Caín el camino se vuelve difícil y estrecho en todos los sentidos, incluido el vertical, con pasos por túneles completamente oscuros. En ese pueblo tienes algunos restaurantes económicos.
Otro peligro de esta ruta son las tormentas. A nosotros nos cayó una durante el trayecto de vuelta. En muchos pasos el camino no se veía de la cantidad de agua que por allí circulaba. Los pocos refugios en la roca excavada, nos los encontramos ocupados por las cabras, que se las saben todas. Tuvimos que saltar un alud de tierras en el camino que había producido el chaparrón.
Llegando a Caín:
Resumiendo, esta ruta es espectacular y hay que verla al menos una vez en la vida. Es muy sencilla para hacerla andando, pero peligrosa con la bici, a menos que estés dispuesto a arrastrar tu máquina la mayor parte del tiempo, como estoy seguro que han hecho los pocos que han rodado por allí. Pero ya se sabe, funambulistas que ponen en peligro su vida los encontramos en muchos sitios.
La Garganta del Cares suele estar muy concurrida y te lo dirá mucha gente, pero no importa, vete al menos una vez. Lleva agua en los días calurosos.
Un poco de historia (click para ampliar); arreglos continuos; advertencia:
Estuvimos allí: mi mujer y yo junto a 8 amigos más, el 23 de agosto de 2009.
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